Aunque sigo pensando que el año empieza verdaderamente en septiembre, ahora, por estas fechas, todos reflexionamos un poquito sobre lo que ha sido el año, sobre lo bueno y lo malo.
Este año que termina puedo decir que ha sido bueno para mí. No al cien por cien pero...¿qué es bueno al cien por cien?
Los dos últimos trimestres del curso pasado fueron muy atareados, muy intensos, aprendí muchas cosas.
Comencé con el blog, y he conocido gracias a eso a gente maravillosa.
Empecé también con los intercambios, y llevo correspondencia con una chica de Canadá y otra de Nueva Zelanda. Me ha servido para desenterrar mi inglés (lo tenía medio olvidado) y para aprender muchísimas cosas sobre cómo viven en otros lugares.
Entonces me dieron mi primer destino definitivo en el trabajo. Después de años de acá para allá, tenía mi destino, y en mi provincia!!! Un golpe de suerte que no me podía creer, porque ya pensaba en hacer maletas y mudarme con toda la familia. Aunque ello me suponga un viaje diario...
El verano este año ha sido muy tranquilo, sin grandes viajes, descansando.
Y el inicio en mi nuevo instituto está siendo muchísimo mejor de lo que pensaba. Mis chicos no dan un palo al agua, no estudian ni trabajan nada, pero son buenos chicos y el ambiente del insti es bueno, lo paso tan bien en los viajes (a veces me río tanto que me lloran los ojos y tengo que reducir la velocidad)...
No ha sido un año de grandes logros, ni de grandes viajes, ni de grandes metas... pero hemos conseguido muchas cosas, muchas, sobre todo con mis mayores preocupaciones: mis hijos. No creo que pueda pedir nada más.